Los departamentos de recursos humanos y función pública de las Administraciones Públicas no suelen ser escenarios de procesos de implantación de sistemas de calidad y de modernización interna. Ahora parece que la tendencia es hablar de digitalización, pero no debe olvidarse que la digitalización sin acometer un proceso de análisis y mejora previo puede no arrojar los mejores resultados posibles. Porqué no, entonces implantar un sistema de calidad o adoptar un modelo de excelencia que permita al departamento dar un salto cuantitativo y cualitativo en materia de gestión.
Esta decisión, la de implantación de un modelo de excelencia en la gestión, es de una enorme trascendencia porque implicará personas (políticos y empleados públicos), recursos y tiempo, pero sin duda merece la pena por el positivo impacto que tendrá en el departamento y en el conjunto de la Administración: política, estrategia, personas, procesos y alianzas, pero también resultados.
El proceso de implantar un modelo de excelencia como CAF o EFQM en un departamento de Recursos Humanos de una Administración Pública comienza con un diagnóstico, para el que puede utilizarse los que indican las respectivas metodologías de los citados modelos, utilizar el clásico DAFO, o también el modelo EVAM. El uso de estos dos últimos supone una ventaja para aquellas Administraciones que todavía no tienen experiencia (ni siquiera en otras áreas) para evitar una trampa de tiempo y recursos.
En mi experiencia, también resulta muy interesante adaptar los cuestionarios de autodiagnóstico que incluyen los propios modelos incorporando evidencias y propuestas del ámbito de los recursos humanos que faciliten su cumplimentación.
Este diagnóstico debe ser compartido y participado, por lo que será recomendable acompañar todo el proceso de formación en calidad o quizás enmarcar todo el proceso en una dinámica de Comunidad de Práctica.
En nuestro caso hemos empezado con un DAFO... Os iré contando como nos va.
Esta decisión, la de implantación de un modelo de excelencia en la gestión, es de una enorme trascendencia porque implicará personas (políticos y empleados públicos), recursos y tiempo, pero sin duda merece la pena por el positivo impacto que tendrá en el departamento y en el conjunto de la Administración: política, estrategia, personas, procesos y alianzas, pero también resultados.
El proceso de implantar un modelo de excelencia como CAF o EFQM en un departamento de Recursos Humanos de una Administración Pública comienza con un diagnóstico, para el que puede utilizarse los que indican las respectivas metodologías de los citados modelos, utilizar el clásico DAFO, o también el modelo EVAM. El uso de estos dos últimos supone una ventaja para aquellas Administraciones que todavía no tienen experiencia (ni siquiera en otras áreas) para evitar una trampa de tiempo y recursos.
En mi experiencia, también resulta muy interesante adaptar los cuestionarios de autodiagnóstico que incluyen los propios modelos incorporando evidencias y propuestas del ámbito de los recursos humanos que faciliten su cumplimentación.
Este diagnóstico debe ser compartido y participado, por lo que será recomendable acompañar todo el proceso de formación en calidad o quizás enmarcar todo el proceso en una dinámica de Comunidad de Práctica.
En nuestro caso hemos empezado con un DAFO... Os iré contando como nos va.
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